UN PATRÓN ENVUELTO EN ORO

 ¿En qué consistía el patrón oro? ¿Tiene algún fundamento el debate actual sobre un posible retorno a este sistema? Muchas son las preguntas que envuelven al sistema económico creado hace ya más de dos siglos y que trataremos de responder.

El Patrón Oro fue un sistema económico que ha dejado indudablemente una huella imborrable en la historia económica mundial, postulándose como la piedra sobre la que se han sustentado durante años las monedas y políticas monetarias de todo el plano internacional.

Definido como un sistema económico en el que el valor de la moneda se respaldaba por una cantidad especifica de oro contenida en las arcas del país, su creación no fue cosa de un día ni de dos. Así pues, el origen del sistema del patrón oro se encuentra en la Antigua Roma. Sin embargo, su implantación como tal tuvo lugar en el Reino Unido en el siglo XXI, concretamente en el año 1821. Siguiendo esto, el país británico vinculaba así el valor de la libra esterlina a una cantidad determinada de oro, y se configuraba así como el modelo a seguir por muchos países en los años sucesivos.El principal objetivo que se perseguía con su implantación era garantizar cierta estabilidad mediante la limitación de la inflación y el fomento de la disciplina fiscal. Sin embargo, algunos no tenían tan claro que este sistema resultara efectivo. “El Patrón Oro proporcionó estabilidad cambiaria, pero también limitó la flexibilidad en tiempos de crisis”, afirmaba John Maynard Keynes. Según el economista, el sistema era demasiado estático, y ante situaciones económicas adversas no gozaba de flexibilidad alguna para adaptarse y poder sobrevenir los problemas.


Atendiendo a lo anterior, el patrón oro se iría desmoronando a medida que los acontecimientos históricos lo ponían a prueba. Fue la 1ª Guerra Mundial, el primer revés para el sistema. Muchos países lo abandonaron para poder financiar los esfuerzos bélicos derivados de la guerra. Este hecho ejemplificaba claramente la idea anteriormente expuesta por Keynes: era un sistema demasiado rígido como para poder sobrevenir a tiempos de crisis. 

Y fueron precisamente las grandes potencias del momento como Francia, Rusia o Alemania, las que abandonarían el sistema económico en ese momento para enfrentarse a las necesidades financieras derivadas de su incursión en la guerra. Mediante el abandono del Patrón Oro pudieron imprimir una cantidad superior de dinero del respaldado por las reservas de oro.

 

Algunos de estos países trataron de retornar al sistema tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, pero lo cierto es que el patrón se iría desmoronando hasta finalmente desaparecer en 1971, cuando el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon decidió suspender la convertibilidad del dólar en oro.





“La historia económica está entrelazada con hebras doradas, donde el Patrón Oro ha sido tanto un faro como una cadena”, decía Milton Friedman, ilustrando de una manera inmejorable la debacle de un sistema económico que se planteaba como una solución ilusionante e inmejorable al comienzo de su implantación.


En la actualidad, el Patrón Oro a pesar de su desaparición continúa postulándose como uno de los principales temas de discusión en escuelas, universidades y otros ambientes académicos y formativos, en los que lejos de desecharlo por su rigidez,  muchos abogan por su retorno como solución para evitar la manipulación monetaria descontrolada. 

 

Además,  aunque ya no respalde directamente a las monedas de los países, lo cierto es que el oro sigue siendo un símbolo de seguridad en momentos de incertidumbre. Precisamente esta incertidumbre es la que envuelve las economías de los países europeos desde hace unos años, y ante ella se proclama una gran carencia de alguna señal capaz de aportar la seguridad aportada en el sistema del Patrón Oro por el respaldo de la moneda por este.

 

Y como bien dijo Paul Volcker, economista estadounidense y presidente de la Reserva Federal entre 1979 y 1987: “en la era del Patrón Oro, la confianza en la moneda estaba respaldada por la solidez de las reservas de oro, una verdad que hoy echamos de menos.”

 

 

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