SUMERGIDOS EN UNA TRAMPA

¿Se puede salir de la pobreza o resulta imposible escalar para salir de la trampa? ¿Por qué cae las personas en esta situación? Analizaremos los motivos consecuencias y posibles soluciones a esta lacra mundial.

Una de cada diez personas del mundo vive en Extrema Pobreza, subsistiendo con menos de 1,90 dólares diarios, según los últimos datos aportados por Naciones Unidas. Una situación que pone de manifiesto uno de los problemas principales a los que se viene enfrentando el plano internacional a lo largo de toda su historia pero que ahora se plasma en datos que parecen intentar concienciarnos sobre la magnitud que alcanza y incitarnos a empezar a actuar para combatirlo.

 

Como se estableció en el objetivo nº 1 de Desarrollo Sostenible promulgado por la ONU, erradicar la pobreza en todas sus formas sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad, pues “la cantidad de personas que viven en extrema pobreza disminuyó en más de la mitad entre 1990 y 2015” , pero aún así demasiadas luchan todavía por satisfacer las necesidades básicas. 

 Los Objetivos de Desarrollo Sostenible constituyen un compromiso que busca poner fin a la pobreza en todas sus formas y dimensiones para 2030. Sin embargo, ¿no es este un reto demasiado ambicioso y quizá incluso inalcanzable?

 

Atendiendo a los datos mencionados, la población en situación de extrema pobreza alcanzaría un 10% de la población mundial, pero lo cierto es que tal y como concluyó el investigador y fundador de Our World in Data, Max Roser, el 85% de la población mundial puede también considerarse pobre, pues para ese 10% anteriormente mencionado parecen caer en el olvido otras muchas personas como las que se encuentran en situación de pobreza en los países más ricos del mundo.

 

En referencia a esto, la pobreza no sólo depende del ingreso diario obtenido, sino del lugar en el que se obtenga dicho ingreso. Si nacemos en un país como Luxemburgo, donde para llevar una vida considerada “normal” necesitamos 86 dólares, aunque el ingreso diario sea superior a 1,90 dólares, está claro que no será suficiente para sobrevivir. En cambio, si lo hacemos en Sudán del Sur, donde basta con 1,12 dólares al día, entonces tendríamos más que suficiente.

 

Con esto podemos intuir que si tuviéramos en cuenta la situación y el coste de vida en cada uno de los países, los niveles de pobreza podrían sufrir un aumento exponencial.

 

Analizando el estudio que realizó Pritchett hace en torno a una década, este se centraba en el coste de vida en cada país y concluía que eran necesarios 30 dólares al día para considerar que una persona tenia los recursos suficientes para vivir sin apuros en Europa y EEUU. Cifra que choca con los datos reales de aquel momento: el 92% subsistía con menos de 45 dólares diarios y el 78% lo hacía con menos de veinte. 

 

Y volviendo al dato de antes, si valoramos todas y cada una de las situaciones llegaríamos a la cifra de que el 85% de la población mundial es pobre. Quizá no pobreza extrema, pero sí moderada. 

El siguiente gráfico refleja como tres cuartos de la población mundial se encuentra en situación de pobreza.

 

Y viendo estos datos desoladores, ¿qué podemos hacer para salir de esta situación?

 

Pues bien, existen dos formas principales para que los pobres salgan de la pobreza. La primera de ellas es a través de políticas redistribuidas que redistribuyan el ingreso de los ricos hacia los pobres, mientras que la segunda dice que mediante aumentos en la tasa de crecimiento económico de un país se reduce la pobreza.

 

Ravallion y Chen afirman que el crecimiento rápido iba de forma paralela a una reducción de la pobreza; y Dollar y Kraay sugieren que el crecimiento económico ha ayudado más a los pobres que las redistribuciones.

 

Esta parece ser una solución para los países ricos, que pueden aumentar los niveles de rente de sus habitantes a través de subida de las tasas de empleo o del fomento de actividades económicas. Pero para los países pobres no resulta tan fácil.

 

Normalmente, los considerados como países en desarrollo, pueden estar inmersos es una situación de trampa de la pobreza. Definida como situación en la que las personas o comunidades quedan atrapadas en la pobreza crónica y tienen dificultades para mejorar sus condiciones de vida, la trampa de la pobreza imposibilita el crecimiento económico.

Entre las consecuencias de caer en esta situación se encuentra el mal funcionamiento de las instituciones, el aislamiento demográfico y una infraestructura deficiente. Todo ello conduce a que no haya inversión extrajera en el país al ser considerados poco atractivos para esta.

Todos esos factores vienen provocados por motivos económicos (dependencia de exportación de materias primas y volatilidad en el precio de estas), políticos (generación de rentas políticas que hacen que los beneficios no alcancen al conjunto de la sociedad) o sociales (diversidad étnica que contribuye a la generación de conflictos).

Pero no sólo influye esto, sino también el tipo de instituciones que se instalaran durante el colonialismo por los países colonizadores y que ha contribuido a un crecimiento o estancamiento del crecimiento económico.

 En definitiva, un gran número de factores que condicionan la que es una de las salidas a la pobreza: su disminución de forma paralela al crecimiento económico.

 

Y si la ONU de verdad está interesada en enfrentarse a este desafío, lo primero que debe hacer es analizar el problema desde la base y empezar a trabajar desde ahí. Porque lo que está claro es que la pobreza es un problema recurrente en la historia y en el que confluyen muchos factores. Y ni siquiera medirlo es sencillo y hay desacuerdo, imagínense la dificultad para solucionarlo.

 

 

 

 

 

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