LAS HIPOTECAS VARIABLES, UN SÍNTOMA DETERMINANTE DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA

 Hace unos años era impensable adquirir una hipoteca fija teniendo la opción de escoger una variable con tipos de interés más bajo ¿Escogerían la misma opción ahora las personas que piden un préstamos hipotecario? La respuesta es claramente no, pero muchas familias escogieron en su momento la opción que hoy resulta errónea.

El Euríbor a doce meses es conocido en nuestro país como el indicador más empleado a la hora de calcular las cuotas de las hipotecas variables. Un indicador que hace justo un año, en noviembre de 2022, se situaba en el 2,828%, y que un año después se alza hasta el 4,028% (tal y como muestran los datos aportados por el Banco de España), siendo sin duda un síntoma claro del débil momento que atraviesa la economía española. Pero, ¿cómo podríamos definir este indicador?

Pues bien, El Euribor, acrónimo de Euro Interbank Offered Rate, es un índice de referencia que refleja el tipo de interés promedio al que un grupo de bancos europeos está dispuesto a prestarse dinero entre sí. Se emplea como referencia para calcular los intereses de préstamos y créditos hipotecarios en euros en la conocida como Eurozona. Este indicador  se publica diariamente y puede tener diferentes plazos (a 1 año, 6 meses, 3 meses, etc). Su variación resulta determinante en las condiciones financieras para los prestatarios.

 

Teniendo esto como base podemos remontarnos a febrero de 2022, año en el que se inició la subida del Euríbor hipotecario. Para entonces, los datos aportados por los principales bancos europeos mostraban que dicho indicador se situaban en un 0,287%. Siendo comparado este dato con el de febrero del año anterior que se situaba en un -0,4777%, que dicha subida iría in crescendo y sería difícil de frenar. Así lo establecía en sus declaraciones el director de inversiones en Dunas Capital, De Borja, afirmando que “no hay grandes perspectivas de alivio en el corto plazo", porque los tipos seguirán al alza. 

Los expertos ya lo intuían a comienzos de 2022, e incluso a finales de 2021: la subida de tipos iba a llegar más pronto que tarde. Y lo achacaban a dos razones principales. Por una parte, la inflación había comenzado y parecía no cesar. Por otra, la subida de tipos que habían comenzado a realizar tanto la Reserva Federal como el Banco de Inglaterra, hacia prever que la eurozona se podría encontrar con un elevado número de dificultades a la hora de financiarse.

 

Así pues, la Reserva Federal incrementó su política monetaria restrictiva, incrementando los tipos entre el 0,75% y el 1%, y anticipando una continuación de dicha subida para 2023. Unos incrementos que decían poder ser incluso más agresivos si continuaba la inflación descontrolada. Algo similar llevó a cabo el Banco de Inglaterra, restringiendo también su política monetaria hasta un 1%

 

Mientras tanto, en la otra cara de la moneda encontramos al Banco Central Europeo, que parecía mostrarse contrario a adoptar medidas de ese tipo. Sin embargo, fue allanando el camino ante la imposibilidad de reaccionar a la inflación de otra manera, y llevó a cabo en julio de ese mismo año (2022) la primera subida de tipos de interés en 11 años y la mayor en 22.

 

Desde aquella primera subida, Christine Lagarde (presidenta del BCE) ha defendido férreamente la idea de que para alcanzar el objetivo de 2% de inflación habían falta políticas duras que resultaran de verdad eficaces.

 "En octubre decidimos mantener sin cambios los tipos de interés oficiales del BCE y esperamos que mantener los tipos de interés en los niveles actuales durante un período suficientemente largo contribuya sustancialmente a restablecer la estabilidad de precios", ha afirmado en una de sus últimas intervenciones realizadas ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios (ECON) del Parlamento Europeo. Pero lo cierto es que la situación no parece haberse modificado mucho, y aunque la inflación ha caído, lo cierto es que la subyacente no ha logrado los efectos deseados. Todo ello tras una subida del 0% al 4,5% desde el verano de 2022, cuando se empezaron a aplicar las medidas.

Y bien, ¿cómo se relaciona esto con el Euríbor, tema que nos ocupa y que es el principal protagonista de este articulo? Pues precisamente cuando se produce una subida en el tipo de interés, el Euribor tiende a aumentar ya que está vinculado a las tasas de interés del mercado interbancario. Si los tipos de interés generales suben, los bancos cobrarán tasas más altas entre sí al prestar dinero, afectando directamente al Euribor.

Esta subida del Euribor tiene consecuencias directa para aquellos que tengan préstamos hipotecarios referenciados a este índice, pues observarán un aumento en sus tasas de interés y, por consiguiente, en sus pagos mensuales. 

 

 


Este hecho es claramente observable en el siguiente ejemplo: una familia escoge una hipoteca variable media de 150000 euros, a un plazo de 25 años y con un interés de euríbor de 1%. En la situación de febrero de 2022, esa familia debería abonar unas cuotas que no superarían los 777 euros. Sin embargo, con la subida de tipos de interés , y por consiguiente con el aumento del euríbor a un 1%, la cuota a pagar ascendería a los 880. Y si parece sustancial la diferencia con un euríbor a ese nivel, imagínense en la situación actual, en la que miles de familias tienen que hacer frente a una hipoteca dependiente de un euríbor que ha llegado a tocar una tasa máxima en esteúltimo mes, alcanzando un 4,067% el pasado día 14 de noviembre. 


Nos encontramos sin duda en un momento de incertidumbre en todo lo que se relaciona con las políticas del mayor ente económico de Europa, el Banco Central Europeo. “ Sabemos que volver al objetivo a medio plazo del BCE llevará algún tiempo”- afirmaba la presidenta de la UE Von der Leyen el pasado 13 de septiembre en su discurso sobre el estado de la Unió de 2023. Y si todo continua así, será difícil mejorar el comportamiento de un euríbor cuya forma es comparada por algunos con un “diente de sierra”. 

 

Mientras tanto, miles de familias luchan en nuestro país por hacer frente a las altas cuotas derivadas de sus hipotecas variables dependientes del indicador que mejor refleja nuestra situación económica, el Euríbor.

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